Quiero contarles una pequeña anécdota. Mejor dicho una historia de un hecho real del cual me dieron una explicación un poco fantástica, por lo cual (y por curiosidad) decidí investigar un poco más.
Sé que esto lo van a leer algunas personas que les encanta la citología, histología, embriología, genética, etc. Como o más que a mí.
Lean despacio y atentos.
Hace poco en el gimnasio una señora de 35 años contó que años después de tener su 3er hija ( a sus 27 años) tuvo un leve accidente con su moto. Su mamá la “obligó” a ir al médico a pesar de no tener ningún síntoma. El médico le realizó una ecografía para verificar si tenía algún daño interno.
Por esa ecografía se descubrió la presencia de un teratoma o quiste dermoide en su ovario izquierdo, de 6 cm de diámetro, en un peligroso estado de posible inflamación.
En forma urgente la internaron y extirparon el quiste.
Al día siguiente de la operación, el médico le contó a la paciente junto a su madre que dentro del quiste se encontraban restos de uñas y pelos perfectamente reconocibles y desarrollados. El médico, explicó que esto se debía a un gemelo de la paciente que no se había desarrollado normalmente y había quedado dentro de “su hermana” en estado de letargo, que luego de haber tenido hijos (serían sobrinos del engendro) se había comenzado a desarrollar en forma atrofiada.
Esto reafirmaba la sensación de la paciente que presentía desde pequeña que de alguna manera, ella tenía una hermana gemela. Sentimiento que ya comentó a su mamá con anterioridad de este suceso en reiteradas veces.
Obviamente que me pareció una broma hacia las todas las chicas que estábamos escuchando con atención y sorpresa la historia, o por lo menos una broma del médico a la señora.
Pregunté si el médico acaso no había dicho, que en vez de un hermano gemelo, era un hijo (ya que se encontraba en el ovario) que no se había desarrollado. Pero con toda la seguridad del mundo, me volvió a ratificar que el médico había dicho que se trataba de una hermana gemela de ella misma.
Sorprendida averigüé y encontré una poco de todo.
Primero encontré la misma historia redactada en una página de internet con Historias del más allá. Que aquí les muestro.
HISTORIAS DEL MÁS ALLÁ
Un caso de quiste dermoide
Una amable lectora, la cual no nos ha facilitado su nombre, nos acaba de enviar una historia, en relación a la “Historia del Más Allá” titulado “¿Enfermedad explicada o hecho forteano?”, donde hablábamos de unos extraños quistes que aparecen a edad adulta, en cualquier parte del cuerpo, compuestos por pelos, dientes, huesos y sangre, y que han pasado a denominarse, en la nomenclatura médica, quistes dermoides. Veamos qué es lo que nos cuenta ésta amiga, y luego pasaremos a comentarlo.
“Ocurrió en el año 1987 o 1988, cuando yo todavía estaba en el colegio. De pronto, en la sala de al lado de mi clase, se oyeron disturbios, vimos cómo llegaba una ambulancia y cómo se llevaban a una compañera, rumbo a la clínica.
Pasado el tiempo, supimos que a la muchacha le habían extirpado de su útero una bola de cabellos y dientes, justamente como usted menciona en el relato. La explicación del médico fue que el quiste se formó porque la chica, al estar todavía en el útero de la madre, había tenido otro mellizo (su hermano), pero por el hecho de no haber podido resistir ciertas condiciones, fue absorbido por el otro feto (la chica), hasta atrofiarse y quedar en forma de quiste. La atrofia fue progresiva, viniendo a aparecer años después”.
La historia de nuestra amiga es muy interesante, y es posible que todos los quistes dermoides tengan el mismo origen prenatal al de éste caso. Nosotros no lo sabemos. Sin embargo, una parte de esos quistes tienen (o al menos parecen tener) un origen un tanto más curioso. El caso que Conan Doyle relató en su libro “El Mensaje Vital”, y que nosotros reflejamos en nuestra “Historia del Más Allá”, nos habla de un quiste (dermiode) que se formaría en la parte alta de la ceja o en la espalda, sin que previamente se le haya detectado en ninguna de las formas. En el caso de nuestra lectora, el quiste se formó en las partes internas del cuerpo, pudiendo perfectamente pasar desapercibido hasta que su formación completa despertara la alarma de la paciente. Cuando uno de estos quistes aparece en la ceja o en la espalda, no hay nada que indique que allí se esté produciendo un tumor. Aparentemente no hay nada y, según Doyle, éste se presenta de forma sorpresiva, creciendo por sí solo, como si se estuviese creando en ese mismo momento. ¿Es posible que una excrecencia de este tipo lleve años ubicado en una ceja sin que nos demos cuenta?
HISTORIAS DEL MÁS ALLÁ
¿ENFERMEDAD EXPLICADA O HECHO FORTEANO?
Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), era un ferviente defensor del espiritismo, muy en boga a finales del siglo pasado. En uno de sus libros en los que trata la cuestión, "El Mensaje Vital", Doyle nos refiere un hecho que a simple vista es algo muy conocido por la medicina ortodoxa, pero que, no obstante, no tiene visos de estar explicado, siendo de momento un suceso puramente forteano, al menos en el campo de la medicina.
Doyle, nos habla de una rara enfermedad denominada "quistes Dermoides". Esta enfermedad, o más correctamente sería decir tumor, tiene la siguiente característica: suele aparecer en los lugares más insospechados del cuerpo y su formación no suele hacer distinción entre niños y adultos. Uno de sus lugares predilectos suele ser la parte superior de la ceja.
Imaginemos por un momento a una persona que padece esta tumefacción. Un día, esta persona descubre que un pequeño bulto acaba de salirle, por ejemplo, sobre la ceja. Asustado, acude a su médico y éste, tras hacerle un examen, le remite al cirujano, pues sospecha podría tratarse de un tumor. El cirujano corrobora el diagnóstico de su colega y procede a la extirpación del pequeño bulto; pero cuando el bisturí hace la incisión y deja al descubierto lo que hay dentro, uno no puede por menos de sorprenderse. Lo que contiene esa excrecencia no es nada más y nada menos que cabellos, dientes y embriones de hueso. Imagino a los primeros médicos que se encontraron con semejante cosa:
*¿Qué diablos es esto?! –exclamarían seguramente.
Y el tema no es para menos. ¿Qué hacen unos dientes y unos pequeños huesos en la parte superior de una ceja? ¿Cómo se han formado? ¿Cómo es posible que aparezcan a edades ya avanzadas? ¿Qué son, a fin de cuentas?
Los quistes dermoides, como hemos indicado arriba, son conocidos por la cirugía, a pesar de que no son muy frecuentes. Aparecen principalmente en espaldas, tabiques nasales, úteros y cejas.
Con ésta historia no hemos pretendido asustar o revolver el estómago de nuestros lectores; ni hemos pretendido salirnos de nuestra línea habitual; pero creíamos que este fenómeno merecía tener un pequeño rincón en los hechos forteanos, pues de momento, parece que ese es su lugar.
Explicación científica. Teoría
Torsión de pedículo de quiste dermoide de ovario derecho. A propósito de un cuadro de abdomen agudo
J. J. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, M. VILLALÓN ALONSO Servicio de Urgencias de la Obra HospitalariaN. ªS. ª de Regla. León.
Dentro de los tumores ováricos, según el cuadro elaborado por la OMS, en el apartado de neoplasias de células germinales se encuentra el teratoma. Se define como tumor mixto compuesto de distintos tejidos, distribuidos caóticamente sin ninguna relación con el lugar de origen, localizándose frecuentemente en ovarios en forma de quiste en el 20% de los casos; también puede aparecer en testículos, retroperitoneal, mediastino, etc. El teratoma ovárico común, también denominado quiste dermoide, presenta como componentes frecuentes: cartílago, hueso, epidermis, epitelio glandular, pelo, dientes, etc. La teoría más aceptada sobre su origen estriba en las células germinales. Nunca hay indicios de columna vertebral, segmentación metamérica, de células germinales ni aparecen en los quistes dermoides una adecuada formación de órganos, miembros, etc. En la radiología simple puede visualizarse como una masa radiotransparente situada en pelvis o abdomen inferior que asemeja a dientes de aspecto rudimentario en el22- 29%, calcificaciones en el50- 68% como más frecuentes. En la ecografía aparece como una masa de forma variable, quística, sólida, compleja, etc. La TAC puede ser de utilidad debido a la capacidad de detectar los distintos componentes del quiste dermoide.
Caso clínico
Anamnesis: Mujer de 23 años que acude al Servicio de Urgencias después de presentar un dolor abdominal que inicia en mesogastrio y que con posterioridad se localiza en FID de aproximadamente 24 horas de evolución con vómitos, sin molestias al orinar ni alteración en el tránsito intestinal, ni referir alteraciones en el ciclo menstrual. Los antecedentes personales carecen de interés. Exploración: Consciente, orientada, buena coloración en piel y mucosas. Tensión arterial:120/ 70. No fiebre.Cardio- respiratorio: Normal. Abdomen: Defensa y dolor a la palpación en FID. Blumberg( –). Puñopercusión renal( –).
Anatomía patológica
Formación quística blanquecina de 210 gr de peso de superficie externa lisa. En su interior abundante tejido hemático. Encapsulado, sin signos de atipia, conteniendo en su interior: piel, pelos, tejido adiposo, tejido cartilaginoso, adiposo maduro, tejido nervioso, cartílago y calcificaciones de tipo óseo, rodeado por una cápsula de tejido fibroso con buena vascularización de tipo capilar.
Diagnóstico:
Quiste dermoide con infartación hemorrágica. n Discusión La sintomatología referida por la paciente, la exploración física así como las pruebas realizadas al ingreso, analítica y radiografías, no fueron concluyentes a la hora de establecer un diagnóstico preciso, lo que obligó a plantear un diagnóstico diferencial entre:
— Cólico renal derecho.
— Apendicitis aguda.
— Rotura de quiste de ovario derecho.
— Torsión de quiste de ovario derecho.
Con la urografía intravenosa se descartó patología a nivel renal y de las vías urinarias, siendo concluyente la ecografía abdominal a la hora de establecer una primera orientación diagnóstica. En la exploración ginecológica y la intervención quirúrgica de urgencia se demostró la existencia de una torsión de quiste de ovario derecho a nivel de su pedículo; el posterior estudio anatomopatológico reveló el diagnóstico de quiste dermoide.
Teratoma ovárico maduro (quiste dermoide).
Hospital Clínic. (Barcelona).
Drs. Manuel Márquez y Jaume Ordi..

Imagen macroscópica de un teratoma quístico maduro del ovario. La lesión muestra una superficie externa lisa y aparece parcialmente abierta, mostrando el característico contenido pilosebáceo.
Explicación científica:
¿ Q U É T E N E M O S E N L A HELADERA ?
Por el Profesor Jerome Lejeune Este es un testimonio presentado por el Prof. Jerome Lejeune ante un Tribunal de Justicia en calidad de testigo experto, en un caso de disposición de embriones congelados. En su asombroso testimonio, el doctor Leje une saca a la luz algunos recientes hallazgos científicos que tienen que ver directamente con la cuestión del origen del hombre y también con su naturaleza desde su concepción .Esperamos que la traducción y difusión de este testimonio aporte luz acerca de que el hombre no es fruto de ningún azar, ni tampoco ninguna otra especie viva, y que la naturaleza humana del individuo concebido existe desde el mismo momento de la constitución del dicho individuo: en el momento de la concepción .
EL PROGRAMA MAESTRO
Y lo que sucede precisamente es que durante este proceso, la expansión de la fórmula primaria escrita en el ser humano temprano, no se aprende nada, sino que progresivamente se van olvidando un montón de cosas. La primera célula sabía más que la etapa tricelular, y la etapa tricelular conocía más que la mórula, que la gástrula, que la primera vena y que el primitivo sistema nervioso. Al principio estaba escrito en realidad no sólo cuál es el mensaje genético que podemos leer en cada célula, sino también la manera en que debía leerse de una secuencia a otra. Exactamente como en el programa de un ordenador, no se pone sólo el equivalente de la fórmula algebraica, sino que se le ordena al ordenador: haz esto; si obtienes este resultado, entonces pasa a aquello y continúa aquel programa; y si no obtienes este resultado, continúa hacia el otro programa. Esto está escrito en la primera célula; y va olvidándose progresivamente en las otras células de nuestros cuerpos. Por esta razón quería yo dejar registrados estos nuevos conocimientos acerca de la metilación del ADN, porque demostraba que la implicación que había en toda la genética, que la diferenciación está, por así decirlo, preescrita en la primera célula, tiene ahora un apoyo físico que podemos comprender. Ahora no se puede decir que la primera célula es una célula no diferenciada. Al final del proceso, cuando el organismo ha crecido, produces luego sus propias células reproductoras, pone el contador otra vez a cero, y de ahí el rejuvenecimiento. Comenzará una nueva vida cuando se encuentren una célula femenina y una célula masculina para producir la siguiente generación. De modo que yo diría de una manera bien precisa, Señoría, que hace dos años no podría haberle dado esta sencilla pero sumamente valiosa información que ahora tenemos, y sin ningún género de dudas. Querría darle un ejemplo de por qué no es algo teórico. Podemos manipular ratones— no yo, pero sí mis colegas. Y con los ratones han podido producir un pseudozigoto, es decir, tomar un óvulo, extraer su propio y legítimo núcleo y poner, por ejemplo, dos núcleos procedentes de espermatozoides, de modo que tienen una célula diploide, un zigoto diploide que contiene sólo dos conjuntos de origen paterno; no puede crecer. Lo han intentado lograr con dos núcleos maternos originales, eso es, con dos células cromosómicas maternas y sin células paternas. Es diploide; según la antigua teoría debería crecer, pero no. Pero, cosa curiosa, cada uno de ellos hace algo; no edifican un imago completo, es decir, toda la forma. Pero se especializan. Si hay sólo núcleos masculinos, dos núcleos masculinos que constituyen lo que se llama un androgenote, produce pequeños quistes que parecen como las membranas y la placenta que el niño dispone normalmente a su alrededor para conseguir su propia cápsula de espacio y tiempo, de modo que pueda recoger el fluido de los vasos de la madre. Un zigoto temprano que contenga cromosomas sólo masculinos hace sólo eso. Si un zigoto contiene sólo cromosomas de origen hembra, hace las piezas. Hace piezas de piel, hace piezas de dientes, puede hacer una pequeña uña, pero todo esto está todo desordenado, no en absoluto construido; hace las piezas de montaje. Sabemos esto de manera directa por experimentos con ratones hechos por Surani el año pasado. Pero conocíamos esto; sin embargo antes no podíamos comprenderlo. Conocíamos esto ya en el hombre, porque en el hombre conocemos que existe lo que se llaman quistes dermoides, que es una división de un óvulo no fertilizado dentro del ovario de una muchacha virgen. No puede crecer. Es infrecuente, pero bien conocido. Nunca dará lugar a un bebé, pero hace las piezas de montaje, los dientes, las uñas, todo eso mezclado en un desorden incomprensible. Al revés, sabíamos que algunas veces, después de una fecundación aparentemente normal, el producto no se divide correctamente, sino que causa quistes, pequeñas bolas, y más y más, y recibe el nombre de mola, una mola hidatiforme, y es muy peligrosa porque puede causar cáncer a la mujer embarazada. Ahora hemos descubierto—( no yo) … ustedes saben que soy profesor, y que cuando digo hemos, me refiero a todos los profesores del mundo, no me refiero a mí. Hemos descubierto que en estos moles hidatiformes había sólo cromosomas paternos. Había dos conjuntos de cromosomas paternos, y el pronúcleo materno había muerto, no sabemos por qué. De modo que sabemos, por los experimentos con ratones, que está relacionado con la metilación del ADN. Por esto, sabemos por observación humana que hay una especialización de información transportada por el esperma en contraste con la información transportada por el óvulo. Y yo querría decir que me sentí maravillado, no sorprendido, pero maravillado que estábamos descubriendo en este nivel de información extraordinariamente diminuto incorporado en los cromosomas, que el deber paterno era edificar el refugio y llevar a cabo la recolección del alimento, edificar la cabaña y cazar. Y que el papel materno era el casero y la construcción de las piezas para que el individuo pueda edificarse. Y es una especie de admiración que sentimos hacia la naturaleza que por cuanto hemos visto en los adultos que el varón sale a cazar y la madre se cuida de la cocina, que del mismo modo está profundamente escrito dentro de nuestros propios cromosomas al mismo principio, en los momentos en que se enuncia la primera constitución humana. Bien, he abusado de su bondad, Señoría. He hablado quizá demasiado, pero querría decir, para terminar, que no hay ninguna dificultad para comprender que en el mismo principio de la vida, la información genética y la estructura molecular del huevo, el espíritu y la materia, el alma y el espíritu, han de estar así de estrechamente coligados, porque es un inicio de la nueva maravilla a la que llamamos un humano. Es muy destacable para el genetista que empleamos la misma palabra para definir una idea que entra en nuestra mente y un nuevo humano que viene a la vida. Empleamos sólo una palabra: Concepción. Concebimos una idea, concebimos un bebé. Y la genética nos dice que no vamos errados al emplear la misma palabra; porque,¿ qué es la concepción? Es en realidad dar información escrita en la materia, de modo que esta materia ya no es más materia, sino un nuevo hombre.
El Profesor Jerome Lejeune fue una autoridad mundial en el campo de la genética. Fue doctor en medicina con especialidad en pediatría por la Universidad de París, y doctor en ciencias por la Sorbona, especializado en genética. Fue el descubridor del cromosoma responsable del Síndrome de Down. Profesor invitado del Instituto Tecnológico de California, dedicó décadas a la investigación genética humana. Fue miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, de la Real Sociedad de Medicina de Londres, de la Real Sociedad de Ciencias de Estocolmo, de la Academia de Ciencias de Italia, de la Academia de ciencias de Argentina, de la Pontificia Academia de Ciencia, del Institut de France, de la Academie des Sciences Morales et Politiques y de la Academia de Medicina de Francia.
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